16/10/15
La tecnología al servicio de un mundo mejor
En este contexto, las ciudades cuentan con un aliado de lujo: la tecnología. El hecho digital presiona y tanto los gobiernos como las empresas que trabajan para ellos tendrían que abrir un proceso de reflexión para cazar las diferentes tendencias que circulan con el objetivo de mejorar la vida de sus ciudadanos y visitantes. Las cosas están cambiando… a un ritmo acelerado.
Nos encontramos en un escenario en que la tecnología estará pronto impregnada en todas partes, la conocida Internet of Things. Se abre a las ciudades la oportunidad de convertirse en agentes realmente inteligentes. Gracias a sensores conectados a carreteras, farolas, semáforos, aparcamientos y vehículos se pueden recoger y analizar un montón de datos enfocados a mejorar la movilidad y la seguridad.
En el caso concreto de los vehículos, la comunicación entre ellos puede llegar a reducir drásticamente las retenciones y los accidentes, y mejorar sustancialmente la información de servicio para los usuarios. Estoy deseando recibir el mensaje en el móvil en el momento exacto en el que tengo que salir para coger el autobús. En un escenario como este, no es extraño imaginarse los vehículos sin conductores.
De hecho, la Comisión Europea tiene el objetivo para el 2020 reducir el número de accidentes a la mitad y cursará una ley que va obligar a todos los vehículos disponga de un dispositivo de alerta en caso de peligro de accidente. Además, para disminuir las congestiones de tráfico y facilitar la movilidad en las ciudades con información precisa y a tiempo real han empezado a aparecer iniciativas de planificación de rutas multimodales. Es decir, que contemplan diferentes sistemas de transporte desde inicio a fin de una ruta incluyendo avión, coche, transporte público, bicicleta, andando… pero también incluye el coche compartido.
La evolución de los modelos de sostenibilidad nos lleva a plantearnos un mundo en que el foco se ponga en el desarrollo de productos y tecnología de lo que se conoce como “innovación a cero”. En este ámbito, han nacido proyectos donde se persigue alcanzar el cero. Como la emisión cero de contaminantes de los coches, escenarios de reducción a cero de accidentes, etc. Copenhague, por ejemplo, se ha propuesto ser en 2025 la primera capital del mundo con saldo cero de emisiones de C02. Y, ¿Barcelona? ¿Para cuando una huella de dióxido de carbono nula?
Artículo publicado el 15 de octubre de 2015 en ViaEmpresa