21/05/15
El gran desacoplamiento
En las economías desarrolladas, la digitalización mejora la productividad y tiene un efecto medible en el crecimiento. No obstante, el resultado a corto plazo puede ser la pérdida de empleos poco cualificados, el envío de puestos de bajo valor añadido a países emergentes (donde la mano de obra es más barata) y, paradójicamente, la escasez de talento digital cualificado. Mientras que la digitalización es el gran motor de generación de riqueza y empleo y, por tanto, se requieren más políticas que permitan reducir los factores que impiden y frenan su pleno desarrollo (mejora de las infraestructuras que faciliten la conectividad y más capacitación para organizaciones, profesionales y ciudadanos), en la otra cara de la moneda nos encontramos que la digitalización es una fuente potencial de desigualdad socioeconómica ya que muchos empleos no sólo han cambiado en estructura y condiciones, sino que en muchos casos han desaparecido o son más escasos.
Asistimos pues a un “gran desacoplamiento”, es decir, la separación creciente entre la curva de crecimiento económico y la de incremento en el número de empleos, generándose altos niveles de desempleo o subempleo que conviven con las dificultades de las empresas para encontrar, atraer y retener el talento cualificado y digital que necesitan. La tecnología impulsa la productividad y hace en general más ricas a las sociedades, pero el progreso tecnológico está convirtiendo muchos tipos de trabajo en innecesarios y está «empobreciendo» al trabajador medio. El problema es que la tecnología avanza demasiado deprisa y buena parte de los individuos y de las organizaciones no son capaces de adaptarse al ritmo necesario, produciéndose así un gap que podría ir en aumento durante los próximos años.
La receta para superar este gap está en la capacitación constante y en la gestión inteligente del talento. En el aprovechamiento del ecosistema digital, que es rico en información y conocimiento, para desarrollar y digitalizar el talento y fomentar actitudes responsables con nuestro propio desarrollo profesional. En la generación de ecosistemas de aprendizaje que sean útiles para las personas y fomenten las actitudes positivas y arriesgadas.